¿Quién quiere una guerra civil?

Hay algo que simplemente no me hace sentido. Si yo fuera un sunita irakí, y mi país estuviera en el caos, ocupado por ejércitos extranjeros, con atentados terroristas, secuestros y enfrentamientos armados a diario, lo ÚLTIMO que me pasaría por la cabeza sería buscar pleito con los chiítas. Más aún, siendo musulmán, ni se me ocurriría ni me me atrevería a poner una bomba en una de sus mezquitas más sagradas. ¿Qué ganaría yo?

Sin embargo, es lo que se supone que está ocurriendo ahora mismo en Irak. Interesantemente, líderes políticos de ese país, de Estados Unidos y de Gran Bretaña han llamado a conservar la calma y a no caer en una "guerra civil". Ahora todos repiten esas dos palabras aquí y allá como el mantra del momento; como para que nos quede perfectamente claro que de eso se trata; como para que el hecho ocurra a fuerza de pensar y hablar de él constantemente.

¿Quién quiere una guerra civil en Irak?

¿Se acuerdan de aquella ocasión en que agentes británicos fueron sorprendidos disfrazados de árabes y con un automóvil lleno de explosivos? ¿Qué tal de esa otra en que dos estadounidenses fueron aprehendidos por irakíes en circunstancias similares? ¿Y qué hay de aquélla en que soldados estadounidenses atrajeron deliberadamente a niños irakíes hacia un carro bomba que explotó instantes después de que los soldados huyeran, matando a decenas de menores? ¿Y los reportes de irakíes a quienes se les retiraba la licencia de conducir y se les pedía que la recogieran en bases militares, donde sin su conocimiento se introducían explosivos en sus automóviles? El caos que impera en Irak no es un "accidente social". Fue generado a propósito.

Una vez más, citemos las atinadas palabras de Kurt Nimmo:

No tiene absolutamente ningún sentido para los sunitas poner bombas en mezquitas chiítas; esto sería como si los bautistas pusieran bombas en iglesias católicas. La violencia sectaria, que divide a la sociedad irakí, no le sirve a los irakíes, ya sean sunitas o chiítas. Sin embargo, sí sirve a las fuerzas de ocupación y también comienza a llevar a cabo el plan descrito en "Una Estrategia para Israel en los años 1980s" de Oded Yinon (la balcanización de la sociedad y cultura árabe y musulmana), un objetivo compartido por likuditas jabotinsky y neocones straussianos.

El plan que Nimmo cita se basa en

[...] dos premisas esenciales. Para sobrevivir, Israel debe 1) volverse un poder regional imperial, y 2) debe efectuar la división de toda el área en pequeños estados por medio de la disolución de todos los estados árabes existentes. Pequeños aquí dependerá de la composición étnica o de sectas de cada estado. Consecuentemente, la esperanza sionista es que estados basados en sectas se conviertan en satélites de Israel e, irónicamente, su fuente de legitimidad moral.

En otras palabras: divide y vencerás.

Tomando en cuenta lo de arriba, ¿es casualidad que justo ahora Irán decida ofrecerle ayuda económica a Hamas, lo que sin duda Israel tomará como una justificación más para la guerra?

La triste ironía es que el imperialismo provocativo de Israel va a traer como consecuencia una guerra tan devastadora que tanto árabes como judíos inocentes morirán por igual. Si yo lo veo venir, y muchos de ustedes, queridos lectores, sin duda que también lo ven venir ¿es creíble que la élite mundial no lo vea venir?

O por el contrario, ¿lo tenía ya planeado desde hace mucho?