Paren el Ruido

Un intento por escuchar el susurro de la verdad detrás del ruido de la mentira y la fantasía

miércoles, julio 06, 2005

Esos del G8 y del Live 8

Siento aguarles la fiesta (que estuvo muy bueno el concierto, eso no se los voy a discutir, ¡a mí también me gustan Pink Floyd y Paul McCartney!), pero es hora de mirar un poco las posibilidades reales de que el Live 8 o el G8 hagan alguna diferencia para África.

Por desgracia, quienes tienen el poder son lo suficientemente astutos para torcer una campaña de buena voluntad contra la pobreza y volverla una herramienta del capitalismo neoliberal - o si prefieren, del Nuevo Orden Mundial.

Los nuevos mejores amigos de África

Estados Unidos y Gran Bretaña están poniendo a las corporaciones multinacionales que crearon la pobreza a cargo de su alivio

George Monbiot
Martes 5 de julio, 2005

Guardian

Comencé a darme cuenta de qué tan metidos en un problema estábamos cuando Hilary Benn, el secretario de estado para desarrollo internacional, anunció que se uniría a la marcha de Make Poverty History [Haz a la Pobreza Historia]. ¿Qué cantaría, me pregunté? ¿"Abajo conmigo y con todo lo que represento"?

Benn es el hombre a cargo de usar la ayuda británica para persuadir a los países africanos de que privaticen sus servicios públicos, ¿no se supone que la marcha sería una protesta contra políticas como las suyas? Pero sus metas fueron expresadas o interpretadas de un modo tan vago que cualquiera se podría unir. Esta fue su fortaleza y su debilidad. El Daily Mail tenía fotos de Gordon Brown y Bob Geldof en su página frontal, con el encabezado "Marchemos", mostrando que nada de lo que Live 8 o Make Poverty History han hecho hasta ahora representa una amenaza al poder.

Los líderes del G8 y los intereses de negocio que su cumbre promueve pueden absorber nuestras demandas de ayuda, deuda, incluso términos de comercio ligeramente más justos, sin perder nada. Pueden portar nuestras banderas, hablar nuestro lenguaje, declarar que apoyan nuestras metas, y descubrir en nuestra agitación no nuevas limitantes sino nuevas oportunidades de fabricar consenso. La justicia, dice este nuevo consenso, puede ser alcanzada sin confrontar al poder.

Invitan a nuestros representantes a compartir el estrado, nosotros invitamos a los suyos a compartir los nuestros. La economista Noreena Hertz ofrece, de acuerdo a los voceros comerciales de la agencia que la contrata, "soluciones reales para empresas e individuos. Hertz enseña a las compañías cómo ser inteligentes y evitar las fricciones que surgen cuando los intereses corporativos entran en conflicto con la vida privada... la derecha política no está necesariamente mal." Luego se para en el escenario de Make Poverty History y pide que la pobreza sea puesta como prioridad de la agenda. No hay, según creen algunos de los organizadores de MPH, ninguna contradicción: el nuevo consenso niega que haya un conflicto entre terminar con la pobreza y los negocios de siempre.

Los líderes del G8 han tomado esta oportunidad con ambas manos. Las corporaciones multinacionales, argumentan, no son la causa de los problemas de África sino la solución. De ahora en adelante serán responsables de aliviar la pobreza.

Ya se les ha dado control del instrumentso primordial de la política de EU hacia África, el Acta de Crecimiento Africano y Oportunidad. El acta es un fascinante compuesto de profesada filantropía y crudo interés personal. Para ser elegible para ayuda, los países africanos deben alcanzar "una economía basada en el mercado que proteja los derechos de la propiedad privada", "la eliminación de barreras al comercio e inversión de Estados Unidos" y un medio ambiente conducente para "intereses de política exterior" de EU. A cambio se les dará "trato preferencial" para algunos de sus productos en mercados de EU.

La palabra importante es "algunos". Se les permitirá a fábricas de ropa de África vender sus productos a los EU siempre y cuando utilicen "telas totalmente fabricadas y cortadas en los Estados Unidos" o si evitan competencia directa con productos de EU. El acta, pisando con cuidado alrededor de los dedos del pie de los intereses de los fabricantes de EU, es cómicamente específico. Prendas conteniendo bandas elásticas, por ejemplo, son elegibles sólo si el elástico es "menos de una pulgada de ancho y utilizado en la producción de brassieres [sujetadores]". Aun así, el trato preferencial para los países africanos será terminado si el resultado es "un incremento en importaciones".

No hace falta decir que todo esto es clasificado como ayuda al extranjero. El acta instruye a la Agencia de EU para Desarrollo Internacional a desarrollar "un ambiente receptivo para comercio e inversión". Lo que es más interesante es que esta implementación ha sido subcontratada al Consejo Corporativo para África.

El CCA es el grupo de influencia representando a las grandes corporaciones de EU con intereses en África: Halliburton, Exxon Mobil, Coca-Cola, General Motors, Starbucks, Raytheon, Microsoft, Boeing, Cargill, Citigroup y otros. Para el CCA, lo que es bueno para General Motors es bueno para África. "Hasta que los países africanos sean capaces de tener grandes ganancias", dice, "su habilidad para comprar productos de EU será limitada." El departamento de Estado de EU lo ha puesto a cargo de entrenar gobiernos y negocios africanos. El CCA dirige el foro anual del gobierno de EU para negocios africanos, y aloja el comité de dirección del Acta de Crecimiento y Oportunidad.

Ahora algo muy similar está estableciéndose en el Reino Unido. Mañana la cumbre de Acción de Negocio para África abrirá en Londres con n mensaje de Tony Blair. Encabezado por Sir Mark Moody-Stuart, cabeza de Anglo Americana, sus ponentes incluyen a ejecutivos de Shell, British American Tobacco, Standard Chartered Bank, De Beers y el Consejo Corporativo de África. Uno de sus propósitos es inaugurar la Instalación para el Clima de Inversión, un fondo de $550 millones financiado por la cartera de ayuda foránea del Reino Unido, el Banco Mundial y otras naciones del G8, pero "manejado y controlado por el sector privado". El fondo será lanzado por Niall FitzGerald, ahora cabeza de Reuters, pero antes jefe ejecutivo de Unilever, y antes de eso representante de Unilever en la Sudáfrica del apartheid. Quiere que la instalación, dice, ayude a crear un "clima sano de inversión" que ofrezca a compañías "recuperaciones financieras atractivas comparadas con destinos competidores". Anglo Americana y Barclays ya se han ofrecido a ayudar.

Pocos negarán que una de las cosas que África necesita es inversión. Pero la inversión de muchas de nuestras multinacionales no ha enriquecido a su gente sino que la ha empobrecido. La historia de involucramiento corporativo en África es una de trabajo forzado, desalojos, asesinatos, guerras, la sub-valuación de recursos, evación de impuestos y complicidad con dictadores. Nada en la Instalación para el Clima de Inversión o el Acta de Crecimiento y Oportunidad impone limitantes obligatorias en las corporaciones. Mientras que sus poderes y ganancias en África serán incrementados con la ayuda de nuestras carteras de ayuda al extranjero, ellas serán limitadas sólo por sus compromisos voluntarios: del tipo que ha existido desde 1973 y que ha probado ser inútil.

Así como la "cruzada moral" de Gordon Brown nos motiva a olvidar la cruzada armada que financió, el replanteamiento de las compañías trabajando en África patrocinado por el estado nos pide que olvidemos lo que Shell ha estado haciendo en Nigeria, lo que Barclays y Anglo Americana y De Beers han hecho en Sudáfrica, y lo que British American Tobacco ha hecho prácticamente en todas partes. A partir de ahora, el G8 nos quisiera hacer creer, estas compañías serán los mejores amigos de África. En nombre de hacer a la pobreza historia, el G8 ha dado a una nueva Compañía de las Indias Orientales con muchas cabezas un mandato para gobernar el continente.

Sin una crítica del poder, nuestra campaña, tan maravillosamente y tan desastrosamente incluyente, meramente aumentará este esfuerzo. Deuda, términos injustos de comercio y pobreza no son las causas de los problemas de África sino los síntomas. La causa es el poder: la habilidad de las naciones del G8 y sus corporaciones de dirigir las vidas de otras personas. [...]


Es como lo del Banco Mundial. Se supone que está ahí para ayudar a los países en desarrollo, pero además de que su trabajo es una farsa, ¿a quién creen pusieron a la cabeza? Al lobo Paul Wolfowitz, ni más ni menos.


3 Comments:

  • At 1:30 p.m., Blogger Enigma said…

    Yo ayer toque el tema y en verdad fue interesante ver que la gente no distaba mucho de la opinion que Yo verti.

    Saludos

    El Enigma
    Nox atra cava circumvolat umbra

     
  • At 1:57 p.m., Blogger Alvaro Rolando said…

    DE ACUERDO DON CALLADITO, EL PROBLEMA ES EL PODER Y LOS PODEROSOS.

    UN SALUDO DESDE COLOMBIA!

     
  • At 9:58 p.m., Anonymous Anónimo said…

    Gracias Don Calladito! siempre tan oportuno.

    Solo un comentario:
    Bush dijo: "Para que vamos a dar
    mas dinero si sabemos que se lo
    van a robar".

    Ahora, en lugar de que se lo roben
    unos se lo ROBAN otros...(Banco M. Fondo M...etc.)

    Hasta luego!

     

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