Paren el Ruido

Un intento por escuchar el susurro de la verdad detrás del ruido de la mentira y la fantasía

martes, febrero 21, 2006

El oso y el cazador

Un fragmento del excelente libro Darkness Over Tibet (Oscuridad sobre el Tibet) de Theodore Illion, en el que el autor relata su conversación con una niña tibetana, de nombre Dolma, acerca de asuntos espirituales:

"Escuché una historia acerca de un oso," dijo Dolma. "Te la voy a contar. Tal vez tú me puedas decir si tal cosa puede ocurrir... Un hombre que a menudo rompía la ley que prohíbe cazar había adquirido un palo de muerte de los hombres blancos en el distrito de Lhasa, y cuando regresó a su provincia salió a cazar osos. Había matado a muchos osos, pero un día, justo cuando seguía el rastro de un animal, un oso fuerte apareció súbitamente justo a sus espaldas... [...] El cazador estaba tan asustado cuando vio el gran oso justo a su espalda que tiró el rifle y observó sin aliento al animal, que pudo haberlo destrozado en un par de segundos. [...] El oso miró a la frágil criatura que se encontraba templando frente a él, su rifle a sus pies, y tranquilamente se fue caminando."

"Puedo creer eso," dije, "porque los osos tienen alma, aunque sólo en ocasiones está individualizada. Por cierto, es fácil decir si el cazador de la historia tenía un alma o no."

"¿Cómo?"

"Si el cazador tenía un alma, le hubiera sido imposible tomar el rifle y disparar al oso que se marchaba. Si no tenía alma, lo hubiera hecho al momento."

"¿Hay también animales sin alma?"

"Oh sí. Los animales en la rama descendiente de la vida no tienen alma. [...] Cuervos, ratas, ratones - alimañas, por ejemplo."

"¿Se comportan como un hombre sin alma?"

"Sí."

"¿Estas entidades habitaban hombres antes?"

"Tal vez, muchos miles de años antes. Cuando perdieron su alma comenzaron a moverse hacia abajo."

"Es muy extraño. Cuando visité la India escuché tanto acerca de la evolución progresiva - que la vida siempre iba hacia arriba, que las almas en los minerales se convertían en almas en plantas, luego en animales, y luego de esto en el hombre, y que el hombre finalmente debe convertirse en ángel y que todo esto es sólo cuestión de tiempo."

"La vida no tendría significado si no hubiera alternativa entre la luz y la oscuridad," dije. "Hay dos corrientes en la vida. Una se está moviendo hacia arriba y la otra hacia abajo. El momento en que uno pierde su alma se precipita hacia la corriente descendiente."

"¿Cómo puede uno perder su alma?"

"Pecando contra el alma de uno mismo."

"¿Por medio de una vida sensual?"

"Oh no, en la mayoría de los casos ese es un pecado contra el cuerpo de uno mismo. Puedes sufrir por ello en esta vida o en alguna encarnación futura."

"¿Tratando a otros mal, entonces?"

"No, como regla, ni siquiera esto es un pecado contra tu alma. Tendrás tu castigo por tratar mal a otros en esta o alguna encarnación futura, aunque la crueldad gratuita hacia las criaturas indefensas, ingratitud como de rata, o una innata tendencia a espiar a otros ya revelan cierto grado de falta de alma que puede ser debido a pecados cometidos contra el alma de uno mismo en encarnaciones anteriores."

"Bueno, entonces, ¿cuál es el pecado contra el alma de uno mismo?"

"Utilizar las cosas espirituales para propósitos egoístas. Arrastrar a Dios hacia la tierra. Tratar de ponerse a uno mismo en el mismo nivel que el Creador."

"¡Entonces muchos de nosotros aquí pecamos de ese modo!"

"Sí, pero también gente en otros países."



En un mundo donde la crueldad gratuita y la traición prevalecen, y la espiritualidad está monopolizada por gente con propósitos egoístas, el de arriba es otro de esos textos para leer y releer.

Eso que se llama 'alma' (a veces llamado vagamente 'el corazón'; otras 'la conciencia') debe defenderse como lo más preciado cuando se tiene; como quien defiende una semilla del frío, los animales y la sequía. Si la cuidamos bien, tal vez veamos crecer un árbol.

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