Paren el Ruido

Un intento por escuchar el susurro de la verdad detrás del ruido de la mentira y la fantasía

lunes, julio 04, 2005

Programando a las masas

El muy sabio Gurdjieff decía que los seres humanos somos máquinas - máquinas complejas, pero máquinas al fin - y que nos encontramos en un estado constante de sueño. Por supuesto, él también decía que hay una posibilidad real de salir de este estado y adquirir una verdadera individualidad no mecánica (o sea un alma), pero para hacerlo, uno primero debe reconocer su estado de sueño y de máquina.

¿Qué quería decir Gurdjieff con eso de que somos máquinas dormidas? En parte, creo yo, quería decir lo siguiente:

Donde nace la creencia

Los científicos han comenzado a mirar de un modo diferente el modo en que el cerebro crea las convicciones.

Alok Jha
Jueves 30 de junio, 2005

Guardian

[...] Matthew Lieberman, un psicólogo de la Universidad de California, recientemente mostró cómo las creencias ayudan a los cerebros de las personas a categorizar a otros y ver objetos como buenos o malos, en gran medida inconscientemente. Demostró que las creencias (en este caso prejuicio o miedo) son aprendidas de la cultura prevaleciente lo más probablemente.

Cuando Lieberman mostró a un grupo de personas fotografías de caras negras sin expresiones, se sorprendió de encontrar que la amígdala - el botón de pánico del cerebro - se disparaba en casi dos terceras partes de los casos. No hubo diferencia en la respuesta entre gente negra y blanca.

La amígdala es la responsable de la respuesta del cuerpo de pelear o huir, echando a andar una serie de cambios biológicos que preparan al cuerpo a responder al peligro mucho antes de que el cerebro esté consciente de ninguna amenaza. Lieberman sugiere que es muy probable que la gente reaccione ante estereotipos, sin importar si su familia o comunidad esté de acuerdo con ellos.

[...]

Entender a las creencias no es una tarea trivial, incluso para la aparentemente más simple de las interacciones humanas. Tomen una conversación entre dos personas. Cuando una habla, el cerebro de la otra está procesando información a través de su sistema auditivo a una frecuencia fenomenal. Las creencias de esa persona actúan como filtros para la lluvia de información sensorial y guían la respuesta del cerebro.

El trabajo reciente de Lieberman hace eco de partes de una investigación previa de Joel Winston del Departamento Wellcome de Imágenes de Neurociencia de la Universidad de Londres. Winston encontró que cuando presentaba a la gente imágenes de caras y les pedía calificar qué tan digna de confianza era cada una, las amígdalas mostraban una mayor respuesta a imágenes de gente que eran específicamente escogidas para representar no confiabilidad. Y no importaba lo que cada persona dijera de hecho acerca de las caras.

"Incluso gente que cree en su corazón que no tienen prejuicios pueden tener asociaciones negativas que no son conscientes," dijo Lieberman.

Las creencias también proveen estabilidad. Cuando una nueva pieza de información sensorial viene, es evaluada contra estas unidades de conocimiento antes de que el cerebro resuelva si debe ser incorporada o no. La gente lo hace cuando pone a prueba la credibilidad de un político o cuando oyen acerca de un evento paranormal.

[...]

Otra ruta para entender cómo se forman las creencias es mirar cómo pueden ser manipuladas. En su libro sobre la historia del lavado de cerebro, Taylor describe cómo todos desde los campos reformatorios de pensamiento chinos del siglo pasado hasta los cultos religiosos han usado sistemáticamente métodos de persuadir a la gente de cambiar sus ideas, a veces radicalmente.

El primer paso es aislar a una persona y controlar la información que recibe. Sus creencias pasadas deben ser cuestionadas creando incertidumbre. Nuevos mensajes necesitan repetirse incesantemente. Y toda la cosa debe ser hecha en un ambiente presionado y emocional.

[...]

La manipulación de las creencias ocurre a diario. La política es una arena fértil, especialmente en tiempos de ansiedad.

"El estrés afecta al cerebro de modo tal que hace que la gente sea más susceptible a caer en cosas que conocen bien - estereotipos y simples modos de pensar," dice Taylor.

"Es muy fácil querer hacer eso cuando todo lo que estimas está siendo cuestionado. En cierto sentido, eso fue después del 11-S."

El estrés de los ataques terroristas en E.U. en 2001 cambió el modo en que los estadounidenses miraban el mundo, y Taylor argumenta que dejó a la población abierta a trucos de manipulación de creencias. Una encuesta reciente, por ejemplo, encontró que más de la mitad de los estadounidenses pensaban que los iraqís estuvieron involucrados en los ataques, a pesar del hecho de que nadie lo ha dicho en público.

Este método de asociación utiliza al cerebro contra sí mismo. Si un evento estimula a dos grupos de neuronas, entonces los vínculos entre ellas se vuelven más fuertes. Si uno de los grupos se activa, entonces es más probable que el segundo también se dispare. En el mundo real, esas dos memorias pueden tener poco que ver una con la otra, pero en el cerebro, quedan asociadas. [...]


Interesantes los mecanismos del cerebro, ¿no? Es importante conocerlos, porque si no, alguien más puede venir y echarlos a andar por nosotros como le convenga. Tomen, por ejemplo, el reciente discuro de Bush sobre Iraq, que les presentó a continuación en una versión resumida que contiene sólo las palabras importantes, y que traduzco de aquí:

"Guerra global contra el terrorismo, 11 de septiembre, 2001, terroristas, terroristas, ideología totalitaria, libertad, tiranía, opresión, terror, matar, terroristas, 11 de septiembre, libertad, enemigo, guerra, terroristas, matar, ideología asesina, terrorismo, terroristas, nación libre, guerra contra el terrorismo, libertad, violencia e inestabilidad, peligroso, violencia, derrame de sangre, violencia, sacrificio, guerra contra el terrorismo, violencia, asesinos, libertad, elementos criminales, ideología odiosa, libertad, libertad, democracia, terroristas, guerra contra el terrorismo, terroristas, Osama Bin Laden, asesinato y destrucción, enemigo, terroristas, coches bomba, enemigo, terroristas, terrorista suicida, enemigo, terroristas, violencia, terroristas, terroristas, terroristas, libertad, enemigos, 11 de septiembre, Bin Laden, enemigo, libre, tiranía, terroristas, anti-terroristas, libre, al-Qaeda, nación libre, terroristas, terroristas, enemigo, seguridad, terroristas, anti-terroristas, terroristas, terror, enemigo, tiranía, enemigos, libertad, libertad, ideologías de asesinato, atrocidad, 11 de septiembre 2001, terroristas de carros bomba y asesinos, libertad, libertad, volar la bandera, libertad, libertad, 11 de septiembre 2001, enemigos".

Puro detonador emocional.

¿Cómo decía el artículo de arriba que iba la técnica de manipulación de creencias y lavado de cerebro?

El primer paso es aislar a una persona y controlar la información que recibe.


Si lo quieres hace para las masas, entonces controla los medios de comunicación.

Sus creencias pasadas deben ser cuestionadas creando incertidumbre.


Para crear incertidumbre en grande, ¿qué mejor que fabricar un ataque terrorista y echarle la culpa a otros?

Nuevos mensajes necesitan repetirse incesantemente. Y toda la cosa debe ser hecha en un ambiente presionado y emocional.


Como el discurso de arriba.

Pero el lavado de cerebro parece funcionar todavía mejor sobre las masas que sobre individuos aislados porque todos tenemos la tendencia a creer lo mismo que el de al lado. Consideren esto:

Lo que dicen otras personas puede cambiar lo que ves

28 de junio, 2005

Por Sandra Blakeslee

Un nuevo estudio utiliza avanzada tecnología de escaneo de cerebro para iluminar un tema que ha intrigado a los psicólogos por más de medio siglo: la conformidad social.

El estudio estuvo basado en una famosa serie de experimentos de los 1950s por un psicólogo social, Dr. Solomon Asch.

En esos primeros estudios, se les mostraba dos cartas a los sujetos. En la primera había una línea vertical. En la segunda había tres líneas, una de ellas de la misma longitud que la que estaba en la primera carta.

Entonces se les preguntó a los sujetos cuáles líneas eran iguales, algo que la mayoría de niños de 5 años podía contestar correctamente.

Pero el Dr. Asch añadió un giro. Siete otras personas, en complicidad con los investigadores, también examinaron las líneas y dieron sus respuestas antes de que lo hicieran los sujetos. Y algunas veces estos cómplices daban respuestas erróneas intencionalmente.

El Dr. Asch se sorpendió con lo que ocurrió a continuación. Después de pensarlo mucho, tres de cada cuatro sujetos estuvo de acuerdo con las respuestas incorrectas dadas por los cómplices al menos en una ocasión. Y uno en cuatro estaba de acuerdo 50 por ciento de las veces.

El Dr. Asch, quien murió en 1996, siempre se preguntó acerca de estos resultados. ¿La gente que cedía ante el grupo lo hacía sabiendo que sus respuestas eran incorrectas? ¿O la presión social de hecho cambió sus percepciones?

El nuevo estudio trató de encontrar una respuesta utilizando escaners funcionales M.R.I. que pueden mirar dentro del cerebro trabajando, una tecnología no disponible para el Dr. Asch.

Los investigadores encontraron que la conformidad social aparecían en el cerebro como actividad en regiones que están meramente dedicadas a la percepción. Pero la independencia de juicio - defender las propias creencias - se mostraba como actividad en las áreas del cerebro involucradas con la emoción, según encontró el estudio, sugiriendo que hay un costo por ir en contra del grupo.

"Nos gusta pensar que ver es creer," dijo el Dr. Gregory Berns, un psiquiatra y neurocientífico en la Universidad Emory de Atlanta que dirigió el estudio.

Pero los resultados del estudio, dijo, muestran que ver es creer lo que el grupo te dice que debes creer. [...]


O sea que a final de cuentas no hay tanta diferencia entre nosotros y nuestros peludos amiguitos:




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